Está demostrado mediante estudios científicos que la realización de ejercicio de forma adecuada puede ayudar a reducir el riesgo de desarrollar cáncer un 30 %. Esto es valido para todas las mujeres.
Con el ejercicio se puede disminuir el riesgo de cáncer al prevenir la obesidad, reducir la inflamación y los niveles hormonales, y mejorar la resistencia a la insulina y el funcionamiento del sistema inmunológico.
Es habitual que las pacientes que reciben tratamientos de cáncer de mama sufran un proceso de pérdida de masa muscular. Esta pérdida provoca que disminuya el metabolismo, lo que facilita que se pueda coger peso (grasa) más fácilmente. Y la grasa corporal influye en los niveles hormonales.
Es interesante que incorporar a los hábitos diarios un programa de ejercicios y alimentación que sea adecuado para cada persona, teniendo en cuenta edad y estado físico. La intensidad del ejercicio se acostumbra a adaptar y se regula mediante la duración y las pulsaciones, para clasificarlo de ligero, moderado o intenso.
Abrimos esta sección con est interesante incorporación al arsenal terapéutico para combatir el cáncer, os esperamos el próximo 23 de diciembre a las 17. Espero que vayamos tratando temas que sean de vuestro interés, y no dudéis en proponer aquellos que os inquieten, para discutir en un encuentro virtual.
Bibliografía:
